Patricia Encina es estudiante de Comunicación desde hace dos años. Siempre estuvo relacionada a la comunicación, hasta que decidió estudiar la carrera. Además de ir a la UNSa y trabajar, se da el tiempo de brindar su alegría y esperanza como payamédica a quienes más lo necesitan.
Patricia ingresó a la carrera el año pasado con la necesidad personal de estudiar la comunicación, ya que siempre estuvo vinculada a trabajos en medios y a la comunicación institucional. Durante el tiempo de cursado lo que más le gustó son las materias vinculadas al periodismo gráfico. Sin embargo, considera que a la carrera, todavía le falta que se profundicen más los contenidos.
A pesar de dividir sus tiempos entre el estudio y el trabajo, a ella no le basta con dedicarse sólo a su formación profesional. Desde siempre participó en voluntariados para poder ayudar a quienes más lo necesitan. Es ahí, cuando decidió ser payamédica.
“Ser Payamédica te da la posibilidad de contribuir a la salud emocional del paciente hospitalizado” define Patricia. Además “el humor, la risa y la fantasía pueden formar parte de su vida en el interior del hospital” agregó. La presencia de un payamédico ayuda a sobrellevar el momento que atraviesa el paciente con humor, risas y fantasías, recuperando los aspectos sanos de la persona hospitalizada y así, facilitar la relación médico-paciente y la participación de familiares y equipo médico.
Desde la organización siempre participaron de eventos solidarios y voluntariados además de su labor habitual. También realizan intervenciones en refugios, casa cuna, geriátricos, en las calles y barrios. Ahora se suma un nuevo dispositivo creado recientemente relacionado a la equinoterapia, el “payaballo”.
Más allá de los beneficios de este trabajo, ser payamédico es todo un desafío, ya que “lo más difícil es reconocer en uno mismo la capacidad para trabajar con personas que están sufriendo” nos cuenta Patricia. Entonces, para ella, es necesario alejarse de ese lugar de dolor para brindarles momentos de alegría. Es ahí cuando “por arte de magia surge dentro nuestro el niño interior que todos tenemos y nos invita a jugar y salir del mundo real para sumergirnos en la fantasía y la ternura” comenta. Esto es lo que más disfruta de su labor, el poder brindarles contención, alegría, amor y esperanza: “Lo importante es dar, dar y dar”
Hace tres años que se dedica a esto y cuando ingresó a la carrera, el cumplir con las dos cosas no fue fácil. Debido a que su trabajo como payamédica, depende de la situación del paciente y los horarios que manejan los centros sanitarios muchas veces son inamovibles. Sin embargo, trata de organizar sus tiempos para poder estudiar, trabajar y hacer su labor de “paya” que es lo que la anima a seguir adelante.
Actualmente, Patricia Encina tiene como metas poder avanzar en la carrera y cumplir con sus proyectos relacionados con el trabajo.
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