Agustín Romero es estudiante de la carrera de Ciencias de la Comunicación, y actor de teatro, que es lo que más le apasiona. Para este ciclo proyecta terminar la carrera y montar una obra con sus compañeros de actuación.
Por Sebastián Firme
“Tín” como lo llaman sus íntimos, es de Tartagal y comenzó a cursar en la UNSA la carrera de comunicación en 2014. Su decisión se basó en el plan de estudios de la carrera y la variedad de su contenido, pero más que nada por el tratamiento de la parte artística. Según cuenta Martín, el cursado le está dando la oportunidad de optar, descubrir y más que nada de tratar con diferentes personas. Agrega que la carrera tiene su parte interesante y el secreto es “ser astuto para poder sacarle provecho”.
En su vida ha tratado de hacer feliz a los chicos más pequeños, porque se siente muy cómodo con ellos, por ejemplo le gusta hacer el ridículo para verlos reír, “aunque alguna veces se asustaron” confiesa.
Agustín descubrió el mundo del teatro entre los 16 y 17 años cuando se enteró de un pequeño taller de actuación que recién comenzaba a abrir sus puertas en una localidad cercana a su ciudad natal. Y es allí en donde dio sus primeros pasos dentro de este ámbito artístico para conocerlo de a poco. “Fue uno de los hallazgos más lindos” revela a Boletincom y agrega con nostalgia, “pisar las tablas todos los fines de semana me encantaba, sentí un gusto nuevo, un gusto nunca antes conocido”.
Define el teatro como “búsqueda”. Afirma que “el teatro te contamina hasta hacerte partícipe de tu vida proyectándola como tu propia obra en el sentido más subjetivo. Es el sometimiento de la mente y el cuerpo” agregó.
Cuando vino a vivir a Salta Capital para comenzar con sus estudios universitarios, sin dudarlo buscó actuar y sin vacilar se anotó - por recomendación - en un curso de actuación con el director, actor y dramaturgo Idangel Betancourt y desde ese momento no paró. Ya lleva tres años transitando el camino dentro de ese contexto artístico, formándose de manera minuciosa junto con otros compañeros de diferentes edades.
Durante su trayecto realizó algunas propuestas pequeñas y muy agradables que le sirvieron como aprendizaje y experiencia. Participó del “Encuentro de Teatro”, en donde los actores de formación exponían sus trabajos para luego recibir críticas constructivas tanto de los mismos alumnos como de los profesores.
Estudios, parciales, lecturas y finales, no fueron ni son para él ningún impedimento. Al contrario puede conectar lo universitario con lo artístico y la formación que recibe de ambos lados le permite crecer como persona. Con 20 años, el teatro le ha enseñado que “se actúa para uno mismo y para el público, ya que si no hay nadie quien te mire no hay teatro, la magia no se enciende”.
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