Entrevistas en Video

domingo, 17 de abril de 2016

TODAVÍA FALTA

#UNSaElige2016

El cierre de escrutinios en la Facultad de Humanidades se vivió con intensidad. Las agrupaciones estudiantiles tuvieron una elección reñida y se dividieron los cargos. Para rectorado y decanato no hubo definiciones y se espera el ballotage del 27 de abril.

Falta una hora para el cierre de mesas y la Facultad se convierte en un caos. El tramo que conecta la calle con el hall principal está repleto de los gacebos de las distintas agrupaciones estudiantiles, las listas de docentes ocupan algunos boxes. Hay compañeros que vienen y van con el padrón en la mano. Otros estudiantes sortean  mesas, gacebos y carteles que cuelgan como guirnaldas de lado a lado, cómo si fuera carnaval. Una estudiante en silla de ruedas motorizada, zigzaguea a velocidad para salir del tumulto de gente y lo logra.
Cada “bunker” estudiantil cuenta con mesas improvisadas. En uno de ellos hay una mesa armable, de esas que se llevan de camping y que son fáciles de transportar. Encima hay restos de galletas, vasos de plásticos, marcadores, termos y un solo mate. Uno de los chicos prepara café en un termo y pregunta “¿Alguien quiere?”, mientras agrega azúcar, lo tapa, lo sacude y listo. A un costado hay una caja con dos docenas de empanadas sin comer y un bowls con salsa picante fermentando tranquilamente. “Hicimos más de 15 docenas para hoy y eso es lo único que quedó” comenta un militante que la noche anterior se juntó con la agrupación a preparar el almuerzo para hoy.
Dentro de la Facultad, la dinámica de cierre es similar. El espacio se reduce y los votantes deben circular por un pasillo de dos metros de ancho aproximadamente, en el que se distribuyen las mesas con las urnas y que vuelven el paso casi imposible. Ya faltan cinco minutos para el cierre y van cayendo votantes de última hora. “Votás en la otra mesa” grita un fiscal a uno que acaba de llegar. De repente se arma un debate en la mesa tres entorno a la empatía versus la simpatía. A pedido de una estudiante, una profesora que esta de fiscal sentencia -la empatía tiene que ver con otra cosa. Más bien con una metodología y una herramienta de comunicación-. En medio de aclaraciones llega una votante e interrumpe la polémica. Es la última en emitir su voto en la mesa y una vez que sale del cuarto oscuro el presidente se dispone a realizar el cierre. “Espero que sea bastante fácil y que no haya complicaciones con respecto a los votos y a la cantidad”, aclara Alejandra Cabrera, una joven militante. Además agrega que esos momentos se viven con muchas “esperancias”, una mezcla de esperanza con ansias.
Otro personaje que aparece en escena es Hugo, del personal de maestranza de la Facultad, encargado de cerrar las puertas e impedir el ingreso de los estudiantes mientras se cuentan los votos. Hugo se pasea de un extremo a otro trabando primero media puerta, al mismo tiempo que tintinean las llaves que se balancean en su cintura. Luego recorrerá de nuevo el pasillo angosto para cerrar las puertas definitivamente hasta el final del escrutinio.
El ambiente afuera es más tranquilo y descongestionado. Aparecen las remeras de las agrupaciones y la mayoría se concentra en las pantallas móviles, a la espera de recibir datos concretos de cada una de las mesas. Dos mujeres de personal de maestranza, Laura y Rita, aparecen con bolsas grandes de residuos y las reparten a cada una de las agrupaciones. “Cada agrupación tiene que sacar todo lo que pegaron o colgaron. Si ellos no lo hacen nosotros procedemos a sacar las banderas y carteles para tirarlo a la basura” advierte Laura a los estudiantes. Ante el aviso, la Facultad vuelve de a poco a su forma original.
El último piso de la Facultad es el único que no se encuentra clausurado por las elecciones. Ahí está el bunker de la lista  “Participación y Construcción colectiva” y cada vez que reciben el resultado de alguna mesa, festejan con aplausos. Registran en la pizarra blanca los datos, la grilla se va completando. La segunda vuelta es inevitable, pero resta saber con quién o contra quién, por ahora todo es alegría. Se conoce el triunfo.
Un fiscal de mesa enciende un pucho en un cuarto oscuro y se asoma a una de las ventanas para exhalar el humo hacia afuera. Ya transcurrieron más de dos horas desde el cierre de mesas y todavía no hay datos finales, pero se habla de un empate técnico en el cargo de rector. La segunda vuelta será entre Universidad Futura y Compromiso académico y Social. En Humanidades se escucha “se ve venir, se ve venir, gana la Caty Buliubasich”.
No queda más que esperar. Los gacebos se desarman y se guardan. Frente a una ráfaga de viento, un estudiante exclama “soplan vientos de cambios”.

No hay comentarios: