Decanato 2016
BoletinCom conversó con Alejandro Ruidrejo, candidato a decano de la lista “Humanidades en el Norte Grande” quien comentó sobre los motivos de su candidatura y las principales propuestas de su lista.
Por Andrea Juárez
¿Qué motiva su postulación?
Mi postulación se motiva en la memoria y la esperanza. Al mencionar la memoria me refiero al hecho de haber formado parte de la comunidad académica de las Humanidades, en Salta y en Tartagal, desde hace veinte años, a lo largo de los cuales he aprendido el valor de una existencia política y académicamente activa en nuestras instituciones. Creo en una vida política respaldada en una revisión crítica y profunda de lo que hemos sido, en base a lo cual se sostenga la veracidad de lo que decimos. Por otro lado, la esperanza a la que hago mención no debe confundirse con la fantasía autocomplaciente, sino con la posibilidad real de transformar lo que somos, en función de abrirnos a un devenir colectivo políticamente creador.
¿Cómo surge el nombre de la lista?
Bueno, lo cierto es que al procurar nombrarnos nos encontrábamos con el problema de las palabras mágicas, o sea, con ese conjunto de expresiones que sociedades democráticas como las nuestras ponen a circular, como si en sí mismas pudieran brindar una especie de encanto y de legitimidad, pero que prontamente van a parar al mundo de los lugares comunes. La expresión “Norte grande” no corresponde al orden de lo mágico ni de lo maldito, son palabras problema, que buscan instalar cierta problematización de nuestras prácticas, que pretenden instalar la cuestión de las propuestas de articulación interuniversitarias en nuestra comunidad académica. Por eso, el hecho de que estas cuestiones formen parte de los discursos que circulan en el contexto de la campaña significa para nosotros un primer triunfo en la lucha política por el sentido de las palabras mediante las cuales damos forma a nuestras vidas.
¿Cuáles son sus principales propuestas?
Como grupo apostamos a profundizar lo que venimos haciendo en términos de construcción regional de una comunidad académica que incluya en principio a las Humanidades de las universidades nacionales del NOA y el NEA argentino, pero con la pretensión de ampliarse hacia redes universitarias de países vecinos y de otras regiones del mundo. A partir de la Red de Universidades del Norte Grande Argentino, fundada en 2002 y de la Red de Filosofía del Norte Grande Argentino originada en 2012, pretendemos crear la Red de Humanidades del Norte Grande, orientada a desarrollar estrategias que permitan articular prácticas situadas en el contexto regional y alcanzar el efectivo cumplimiento del derecho a la universidad por parte de nuestras comunidades.
¿Qué opina acerca del recorte presupuestario?
Entiendo que un gran problema de nuestro presente consiste en las dificultades para rebasar las formas en que el neoliberalismo concibe el gobierno de las sociedades. Se trata de una racionalidad política que opera en base a una fuerte crítica de lo estatal, caracterizándolo como ineficaz, costoso o corrupto. Los recortes presupuestarios que se desprenden de ello nos exigen una resistencia tenaz a todo ese conjunto de discursos y prácticas que parecen expresar una cierta fobia hacia el Estado. Pero a la vez, ello nos compromete con la construcción de experiencias y saberes que den lugar a nuevas formas de vida en común. Detrás de los recortes presupuestarios aparece la interpelación de los sentidos políticos y académicos de comunidades como las nuestras.
¿Qué problemáticas observa en el egreso de los estudiantes de la Facultad?
Dentro de nuestro colectivo contamos con la participación de colegas que han abordado la cuestión del egreso y de los egresados con mucha seriedad, poniendo de manifiesto que se trata de una problemática que posee muchas posibles perspectivas de abordaje, y que demanda grandes esfuerzos para ser objetivado, pero en términos generales se reconoce una profunda asimetría entre el carácter masivo del ingreso y los índices de egreso de los estudiantes en nuestra Facultad. A ello se suma los desajustes entre el tiempo de cursado ideal propuesto por los planes de estudio y el promedio histórico de permanencia en el cursado que está en torno a los ocho años de duración. Indudablemente ello forma parte del conjunto de problemáticas a las que debe responderse desde apuestas inteligentes y políticamente comprometidas con el derecho a la universidad por parte de los sectores mayoritarios de nuestra sociedad.
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