Las mujeres siempre hemos tenido que aprovechar las grietas, los intersticios, los descuidos como aquellas que de noche, entre sueños, con voz suave les dictaban a los hombres con los que dormían lo que debían hacer al día siguiente. Así, hoy tratamos de sustraer este día de felicitaciones, flores y festejos para volver a instalar el sentido de lucha y reconocimiento del valor de las mujeres.
Luchas vienen de años y gracias a ellas hemos heredado una conciencia sobre nosotras misma que nos guía y es desde este sabernos oprimidas por un modelo patriarcal que hoy seguimos dando batalla. Porque hoy nos siguen acosando, nos siguen violando, nos siguen torturando, nos siguen matando.No sólo los hombres como individuos, sino también los medios de comunicación, las instituciones y muchos otros actores de la sociedad.
En este contexto, las mujeres seguimos repitiendo que no somos un objeto sexual, que somos trabajadoras, estudiantes, madres, profesionales, somos personas que queremos vivir, queremos viajar, queremos divertirnos, queremos elegir y sobre todo, queremos ser felices.
Hoy parte de nuestra lucha se centra en exigir Ni Una Menos, pero en realidad día a día tenemos que contar una más. Los femicidos ocurren a diario dentro de la intimidad de los hogares que se supone nos protegen o fuera a la vista de vecinos y ocasionales transeúntes que nada pueden hacer. Y esto es responsabilidad, por acción o inacción, del Estado. Exigimos la implementación de políticas públicas específicas para combatir la violencia de género, la discriminación en cualquier ámbito, queremos el aborto legal…. para nosotras, para las mujeres.
Cada vez que marchamos muchos nos acompañan, hasta los políticos que están en el poder, sin embargo ese compromiso sólo queda en una foto, en el titular de un diario, en un cartel. Esto no es una pelea de mujeres contra hombres, sino se trata de una batalla que tenemos que dar como sociedad, por la igualdad de derecho de todas las personas sea cual sea el género en el que se reconozcan.
Cada vez que marchamos muchos nos acompañan, hasta los políticos que están en el poder, sin embargo ese compromiso sólo queda en una foto, en el titular de un diario, en un cartel. Esto no es una pelea de mujeres contra hombres, sino se trata de una batalla que tenemos que dar como sociedad, por la igualdad de derecho de todas las personas sea cual sea el género en el que se reconozcan.
Los asesinatos de la violencia machista duelen una y otra vez, cada vez que perdemos a una más. La violencia simbólica y la que efectivamente se ejerce sobre nuestros cuerpos también. Por eso hoy, ahora, seguimos en lucha por una sociedad sin violencia y la igual de géneros.
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