Entrevistas en Video

martes, 21 de julio de 2015

“El teatro y la comunicación son hermosas maneras de expresar”

Actriz desde niña

Paula Lichtenstein es estudiante de tercer año de la carrera de Ciencias de la Comunicación, pero además estudia el profesorado de teatro, que es lo que más le apasiona desde niña. Actualmente la actriz de 22 años quien participa de la obra “Mi mujer es el plomero” tiene sus metas puestas en terminar la carrera y dedicarse por mucho tiempo más al teatro.
Por Nancy Alvarez

“Cuti”, como la llaman sus amigos, ingresó a la carrera de comunicaciones a los 19 años, después de una experiencia no muy exitosa en la carrera de Licenciatura en arte dramático en Tucumán. Lo que más le gustó de comunicación es la importancia de aprender a comunicarse y el saber expresarse de la manera más adecuada. Paula no puede apartarse de su faceta de actriz y confiesa: “soy actriz, me gusta llamar la atención de manera saludable”. Es por eso, que para ella, tener materias audiovisuales como radio y televisión le permiten mantener esa peculiaridad propia de una actriz.

Paralelamente a la carrera, es apasionada por el teatro desde los ocho años, cuando una amiga la invitó a participar de una obra. Al principio ella se negó pero “fui y me enamoré”, nos comenta. Desde entonces empezó a perfeccionarse haciendo cursos de circo, mimo, de técnicas y actuaciones escénicas. Viajó, actuó en diferentes obras, hizo diferentes personajes. Participó de la Fiesta provincial y nacional del teatro. La obra “Mi mujer es el plomero”, de la que ella participa, fue nominada y premiada por los premios Victoria.
Paula define al teatro como “una manera hermosa de expresión. El teatro es para todos y es todos. Tanto el espectador como el actor, lo disfrutan totalmente”. Para ella el teatro es una manera de salir de nuestro propio mundo e instalarnos en el mundo de cada obra a partir del rol de cada actor y eso es lo que le fascina de esta arte, “Lo me más me gusta es la conexión con el público. El espectador deja su vida afuera, se aleja de la realidad, para meterse en la historia, que sabe que no es real, pero en ese momento te la creés. Esa es la magia del teatro”, asegura Paula.

Sin embargo, combinar los tiempos para el teatro y la universidad “es complicado, muy complicado”, confiesa Pau, con mucha sinceridad. Su rutina de lunes a viernes es estudiar a la mañana, por las tardes ensayar o trabajar, por las noches hacer el profesorado de teatro y los fines de semana actuar en las funciones. Sin embargo, la ayuda de sus compañeros y sus amigos fueron y son indispensables para cumplir con las dos cosas: “ellos se adaptan a mis tiempos”. Además, resalta la importancia del querer hacer, “si uno le busca la vuelta, se organiza y tiene la voluntad de terminar lo que empezó, si se puede”, asegura.



Este año Cuti espera terminar con algunas materias y seguir apostando al teatro por mucho más tiempo. Como participante del grupo de teatro “El derroche”, considera que es muy importante que haya un apoyo económico para los actores y las producciones de teatro de parte del gobierno, ya que muchos viven de y para la actuación. “Lo hacemos por amor al arte, pero estaría bueno también que te apoyen económicamente”, sostiene.
Paula, además de estudiar, sigue participando en la obra “Mi mujer es el plomero” del escritor Hugo Marcos, bajo la dirección de Petti Ruiz. La obra se presentará en sus dos últimas funciones, el 3 y el 4 de julio a las 21:30 en Belgrano 1349, sala Rafael Villagrán.
GRACIAS PAULA!!!!





 

“La Universidad tiene esa cualidad de ser siempre tierra abonada, es plausible de ser sembrada”


Periodista de profesión
 
Franco Hessling es periodista, ingresó a la Unsa para estudiar la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en 2009; y luego de realizar cinco adscripciones y participar en proyectos de extensión, hoy con 25 años se encuentra trabajando en la tesis de grado junto a su director Sergio Grabosky.
Por Daniela Funes

Franco trabaja como periodista grafico y televisivo, se desempeña como corresponsal en Salta para una Agencia Nacional de noticias. También es columnista en un diario de Tarija donde escribe de forma libre sobre la temática que le interese abordar en el momento, lo que lo hace muy feliz, según nos cuenta. Además colabora con un semanario salteño, donde escribe noticias en profundidad, analíticas e interpretativas, y no obstante eso, también se da tiempo para trabajar de panelista y movilero en radio y TV locales.

En su trayectoria laboral también tuvo oportunidad de incursionar en la docencia tanto en el Curso de Ingreso de la Universidad como en educación no formal en los programas CAJ del Ministerio de Educación de la Provincia. Si bien Franco afirma que le gustó mucho trabajar en docencia, explica que a los fines económicos le resultaba bastante complicado, ya que, desde hace unos años convive con su novia y la manutención se hace difícil porque el pago no es regular en ese ámbito de trabajo y dado el problema inflacionario que atraviesa el país debe buscar trabajos rentables siempre dentro del periodismo.
En su paso por la universidad, Franco tuvo muchas vinculaciones extracurriculares con la carrera, cumplió con adscripciones en las materias Estado, Poder y Medios, Instituciones y Grupos, Comunicación Popular y alternativa, Teorías del Desarrollo Capitalista y Comprensión y Producción de textos. Actualmente forma parte del equipo de investigación dirigido por su director de tesis y por la profesora Paula Cruz. Nos cuenta que participó también de la Agrupación 10 de Octubre que aún hoy tiene la conducción del centro de estudiantes y añade "me parecen experiencias muy válidas y fertilizantes, cada uno hace y saca sus conclusiones, pero no puede dejarse de intentar transitar esos espacios que dan cuenta de lo múltiple que es la Universidad. De todas forma me parece interesante también promover la generación de espacios, que los pibes nos animemos a construir instancias de participación que a posterior tomen fuerza y se terminen institucionalizando".
En esto momento Franco se encuentra trabajando en la elaboración de la tesis de grado donde abordará la problemática de la escritura como código rector del lenguaje universitario en los ingresantes universitarios, “quienes indudablemente están signados por un particular contexto de mediaciones digitales” afirma. Sobre el tema elegido este joven nos plantea que siempre es necesario establecer parámetros de cómo escribir, más aun en un espacio como la universidad que requiere del dialogo de producciones para superarse en el anhelo de crear conocimientos y pone sobre el tapete las inquietudes que serán el disparador de su trabajo. ¿Quien postula esos parámetros en el ámbito universitario y por qué? ¿No será que algunos académicos tienen tan poco para decir que ocultan su vacuidad intelectual en redacciones encriptadas, en galimatías? Se pregunta Franco.
Respecto de sus preferencias o inclinaciones comunicacionales, nos responde llanamente que le gustan todas las ramas de la Comunicación y agrega "soy un tipo muy curioso y si bien esa respuesta no es la más sensata en un estadio del pensamiento científico en el que, cada vez es más necesario ser especialista en algo, una instancia de exacerbación de la especificidad. Quizás por eso la universidad no me da trabajo y me dediqué al periodismo, los periodistas son esos bichos raros que saben un poco de todo y no saben mucho de nada" comenta.

Franco asegura que cuando ingresó a la carrera no tenía muchas expectativas, o por lo menos no estaban tan claras, más bien era el imperativo que seguía en la vida de una personas de clase media, “después que terminás el colegio, tenés que estudiar en la universidad, si sos de clase media alta lo hacés para sostener tu posición, si sos de clase media lo hacés para disminuir la brecha de desigualdad social y si sos de clase media baja lo hacés porque sos la carta de triunfo de tu familia que apuesta a la movilidad social que te promete la profesionalización”. Hessling se define como autoexigente y por ende con los demás también. Sobre la carrera - y siempre con respeto - considera que hay muchas cosas por mejorar, faltan muchos espacios de discusión y debate académico, “además es muy necesario que se empiecen a hacer más transparentes las cosas para que a los cargos los ocupen quienes más capacitados están para hacerlo", concluye.

Para Franco “En la universidad se hace una trayectoria individual a nivel académico, pero que por ello no hay que marginarse de estadios de participación y construcción colectiva porque justamente la universidad no se agota en su faz académica, personalmente he aprendido mucho de ese tipo de procesos" finaliza.
GRACIAS FRANCO!
 
 

Una pérdida irremplazable para la comunicación en América Latina



Por Matias Gennaro


En la madrugada del pasado 11 de julio, falleció uno de los comunicólogos más importantes de Latinoamérica. Luis Ramiro Beltrán Salmón tenía 85 años y murió en un hospital de La Paz, Bolivia, por una insuficiencia respiratoria. Toda Latinoamérica lamenta la pérdida, de uno de los comunicadores más importantes de nuestro tiempo.
Nació el 11 de febrero de 1930, Oriundo de Oruro, de clase media modesta, hijo de padres periodistas (Luis Humberto Beltrán y Bethsabé Salmón), profesión que heredó de muy joven cuando realizaba sus estudios en una escuela alemana de Oruro.
Su inicio fue más práctico que teórico. En 1952 se introdujo en el campo de la comunicación para el desarrollo al aceptar un trabajo como especialista en extensión rural para el Servicio Agrícola Interamericano. En 1964, consiguió una de las escasas becas que el IICA destinaba a la formación de sus técnicos en el extranjero. Ingresó en la Universidad de Michigan y se trasladó a East Lansing para iniciar estudios de posgrado. En ese momento, entró en contacto con un conjunto de profesores que lo marcaron profundamente, en especial Everett M. Rogers y David K. Berlo.
A su regreso a Latinoamérica en 1970, Beltrán asume la dirección en Bogotá del Centro Interamericano de Desarrollo Rural y Reforma Agraria (CIRA) dependiente del IICA. Allí retoma las tareas de capacitación y extensión rural. Los años 70 son también los años del debate crítico internacional en el ámbito de las políticas de la comunicación, Beltrán tuvo una destacada participación en esas instancias y entabló amistad con los más prominentes comunicólogos del momento.
Desde 1984 hasta 1991, asumió el cargo de consejero regional de la Unesco en Comunicación para América Latina y se trasladó a Quito, desde donde desempeñó labores de apoyo a universidades, asociaciones y centros de investigación y enseñanza por toda Latinoamérica. Después de jubilarse siguió investigando y escribiendo. Su último libro fue La comunicación antes de Colón: Tipos y formas en Mesoamérica y Los Andes (2009). Entre los numerosos galardones con los que fue condecorado se pueden destacar los doctorados honoris causa de la Universidad Católica Boliviana (La Paz), la Universidad Técnica de Oruro y la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra; y el Premio Nacional de Periodismo de Bolivia. Fue, además, el primer ganador del hoy extinto Premio Mundial de Comunicación McLuhan Telegrobe-Canadá en1983.
Su producción científica ha girado, directa o indirectamente, en torno al estudio de la prolífica relación entre comunicación y desarrollo. Sus publicaciones dan cuenta de su preocupación por la dependencia comunicacional e investigativa, la comunicación rural y para la salud, los medios alternativos, entre muchos otros. Su obra se distingue, además, por haber dado un giro de 180 grados a las primeras teorías de la comunicación para el desarrollo hasta situarlas en un terreno diametralmente opuesto, basado en el respeto a la dignidad humana, la singularidad de los contextos o la importancia de la participación y el diálogo para alcanzar la democracia real y la autonomía plena de los seres humanos.
Luis Ramiro Beltrán es reconocido como el fundador de la Escuela Crítica Latinoamericana de Comunicación. Sus investigaciones partieron de una búsqueda situada por comprender, y hacernos comprender, que la comunicación social, más allá de un acto de circulación de mensajes, es un proceso liberador. De allí deriva aquello que se conoce como “comunicación horizontal”, es decir la que integra tres condiciones para ser efectiva: acceso, participación y diálogo.
Beltrán realizó un recorrido que cuestionó la dependencia epistemológica que imponían las teorías desarrolladas en los países más ricos, su arduo trabajo buscó construir un conocimiento propio desde y sobre Latinoamérica. Sin embrago, todavía quedan incrustados en algunos sectores de nuestra sociedad, la idea que sostiene que afuera esta la solución de nuestros problemas. Actualmente podemos ver en la televisión, por ejemplo, una parodia que pone en evidencia este pensamiento. Así, Luis Solari, un personaje de Diego Capussotto, aborrece todo lo que es propio de su país, mientras elogia lo de afuera, según lo que le contaron. “No es como acá, no es como acá” es el latiguillo que da cuenta de ese discurso que desvaloriza lo propio porque acá esta todo lo malo, y afuera lo bueno. En ese mismo sentido, durante la visita del Papa Francisco a Bolivia, el Presidente Evo Morales fue criticado, hasta tratado de ignorante y otras tantas cosas más. El motivo o la excusa, fue el regaló con el que obsequió a Francisco, un crucifijo, en el que Cristo está sobre una hoz y un martillo, símbolo del comunismo. Las críticas no pararon de llover, sin embargo, muchos curas latinoamericanos que formaron parte de la teología de la liberación, resignificaron el símbolo, porque para ellos, ser comunista y católico no era una contradicción, sino que entendían que la lucha era la misma: ayudar a los más necesitados. Este símbolo representó para ellos mucho más que el vaticano.
Lo cierto es que Luis Ramiro Beltrán Salmón, les discutió a los más notables teóricos de la comunicación de su época; y aportó nociones teóricas y prácticas que revalorizan nuestras costumbres y lenguas; nuestro pensar y sentir. Porque sin diálogo y sin participación, no puede haber ningún tipo de desarrollo; y sobre todo la idea de que la “solución” no está en los modelos foráneos, sino en la propia gente que es parte del cambio.